
Las razas galesas se convirtieron en sinónimo de la realeza británica, demostrando tener una presencia constante durante el reinado de la reina, pero estaban lejos de ser agradables e incluso a veces “pyscho”, informó Vanity Fair. En el nuevo libro, A Voyage Around the Queen, del galardonado periodista Craig Brown, cuenta la historia de los feroces perros callejeros y su naturaleza “impredecible”, que los vio repartir mordiscos que hundían los dientes a miembros de la Familia Real, y Incluso un político. Aunque Susan fue el primer perro de la difunta monarca, le fue regalado en 1944, llegaría a tener la friolera de 83 corgis y dorgis a lo largo de 14 generaciones, y en 1984, no había forma de detener a sus violentas mascotas, que para entonces contaban al Príncipe Eduardo y la Reina Madre como sus víctimas. (En la foto de la izquierda: la reina Isabel II con uno de sus corgis en Sandringham, 1970; derecha: la difunta reina con un corgis como mascota en Windsor, 1977)