En la tormenta de septiembre, las mansiones quedaron empaquetadas, los vidrios de los edificios se soltaron, el techo de una estación CPTM cayó y se formó una cascada dentro del Aeropuerto de Kanganhas. Para los expertos entrevistados por G1, la adaptación de las ciudades brasileñas a la nueva realidad climática depende de la unión entre el gobierno, la industria y la academia.
Source link