Incluso cuando el presidente estadounidense Donald Trump no viajó a Egipto para la ceremonia del 5 de octubre, fue una estrella del espectáculo, sellando el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás.
Todos alrededor -dos grupos guerreristas, arcos como Hillary Clinton, líderes mundiales que lo irritaban como el presidente ruso Vladimir Putin y el gobierno lejano de Singapur- reconocieron que el resultado no habría ocurrido sin el presidente estadounidense.