Me refiero al artículo “

Un hombre fue encarcelado por romperle la cara a otro padre durante una disputa con sus hijos en el patio de recreo.

(10 de octubre).

Como padre, entiendo ese destello de ira, especialmente cuando el hijo es insultado o se burlan de él. El instinto de protección es profundo.

Pero ¿cómo se lo explicamos a nuestros hijos? ¿Cómo les enseñamos que la justicia no siempre es mala?

Muchos de nosotros nos hemos encontrado con momentos (en la calle, en el trabajo o en línea) en los que mantener la calma parece imposible. Alejarse puede parecer una debilidad. Pero muchas veces el hombre fuerte no es el que golpea, sino el que se contiene. Se necesita verdadero coraje para dominar el temperamento cuando todo en nuestro interior exige una respuesta.

Según una antigua sabiduría, una persona que puede controlar su ira es más fuerte que conquistar una ciudad. Esa verdad todavía se mantiene hoy.

Cuando perdemos el control, entregamos la razón a la emoción. Cuando mantenemos la calma, protegemos nuestra dignidad y, a menudo, evitamos que una mala situación empeore.

Si reaccionamos con violencia, corremos el riesgo de enseñarles a nuestros hijos lo que puede ser correcto. Sin embargo, si modelamos la moderación, demostramos que el verdadero poder reside en el autocontrol.

La moderación puede parecer injusta en este momento, pero es sabiduría la que preserva tanto nuestra integridad personal como la estructura de la sociedad civil.

Sherman Low Sze Hong

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