Diciembre es el mes de las reuniones y celebraciones familiares. Debería ser un momento no sólo para celebrar, sino también para agradecer. Quisiera aprovechar para recordar a los cuidadores, que casi siempre están en un segundo plano, lidiando con presiones y poco reconocimiento por su trabajo. El Movimiento de Mujeres Contra el Alzheimer, liderado por Maria Shriver, ha publicado una guía con consejos para hacer el día a día más fácil a quienes cuidan a alguien con demencia. Las pautas provienen de Taylor Rush, director de servicios conductuales y programas interdisciplinarios del Centro de Restauración Neurológica de la Clínica Cleveland, y son válidas para cuidadores y quienes tienen una relación con un cuidador. Taylor Rush, director de servicios conductuales y programas interdisciplinarios del Centro Clínico de Recuperación Neurológica de Cleveland publica Para crear un entorno seguro, anticipe los peligros: reduzca el desorden y elimine los riesgos de caídas, como alfombras y cables sueltos. Mejorar la iluminación. Asegúrese de que los pasillos y baños estén bien iluminados, especialmente de noche. Guarde los medicamentos, productos de limpieza y objetos punzantes en un lugar cerrado con llave. Etiquete cajones, puertas o habitaciones con palabras o imágenes para ayudar a la persona a encontrar el camino. Planifique posibles salidas inesperadas. Considere una alarma en la puerta o una identificación de la ropa si su ser querido está desorientado y sale de casa. Para superar la reticencia a acudir al médico, reduzca la sensación de pérdida de control del paciente: prepárese con antelación. Explique lo que sucederá en un lenguaje sencillo y tranquilizador. Mantenga una rutina. Programe visitas en los momentos del día en que la persona esté más relajada. Lleve artículos reconfortantes: un objeto o refrigerio familiar puede reducir la ansiedad. Involucrar al equipo que atenderá al paciente. Informe a los profesionales sobre sus miedos con antelación para que puedan adaptar su enfoque. Ofrezca seguridad, no vergüenza. La validación suave (“Sé que es difícil, pero vayamos juntos”) funciona mejor que los comandos directos. Para afrontar la falta de reconocimiento de alguien cercano a usted: no se cambie. Corregir o discutir puede agravar la situación. Introduzca la realidad del paciente. Si su ser querido cree que usted es otra persona, responda de una manera que mantenga la confianza y la comodidad. Cambie el enfoque a una actividad o recuerdo compartido que le resulte familiar y reconfortante. Hablar de estos momentos con un consejero o grupo de apoyo puede aliviar el impacto emocional. Para garantizar el autocuidado, proteja su bienestar: Descanse cuando pueda, incluso los descansos breves, son importantes. No te alejes de tu red de apoyo. El aislamiento aumenta el estrés. Somos animales sociales y necesitamos contacto con quienes nos preocupamos. Mueve tu cuerpo todos los días. La actividad física es una de las mejores formas de mejorar el estado de ánimo y mantener la salud general. Pide ayuda temprano. No espere a alcanzar el límite: el soporte es mucho más beneficioso antes de llegar a ese punto. Practica la compasión por ti mismo. La culpa y el perfeccionismo pueden alimentar expectativas poco realistas. Recuerde: el objetivo es la mejora, no la perfección. Para apoyar a amigos y familiares cariñosos, sea proactivo: ofrezca algo específico. En lugar de repetir: “Avísame si necesitas algo”, di: “¿Puedo traerte la cena el jueves o quedarme con fulano de tal mientras descansas?”. Manténgase en contacto con regularidad. Un simple mensaje de texto o una llamada que diga “Estoy pensando en ti” marca la diferencia. Reconoce y valora tu rol. El cuidado merece un profundo respeto: es un acto de amor y una gran responsabilidad. Fomentar descansos reparadores y actividades placenteras. Recuérdeles que su salud y felicidad son importantes.

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