El subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, dijo el martes que había discutido intereses de seguridad compartidos en la región con el ministro de Asuntos Exteriores de Malí, Abdoulaye Diop.
En una publicación en X, Landau también dijo que Estados Unidos “felicita a las fuerzas armadas de Mali en la lucha contra los militantes extremistas islámicos (JNIM)”.
A principios de septiembre, el grupo militante Jamaat Nusrat al-Islam wal-Muslim (JNIM), afiliado a Al Qaeda, anunció un embargo sobre las importaciones de combustible a esta nación sin salida al mar de África Occidental. Desde entonces, el grupo ha atacado convoyes de camiones cisterna que intentaban entrar en el país o llegar a la capital, Bamako.
La semana pasada, el Departamento de Estado de Estados Unidos ordenó a los empleados que no eran de emergencia y a sus familiares que abandonaran Mali debido a riesgos de seguridad, ya que el gobierno allí se ve sometido a una presión cada vez mayor por parte del JNIM.
El bloqueo energético de dos meses de los rebeldes paralizó la capital de Malí, apretó los tornillos al gobierno militar y generó preocupaciones de que los yihadistas puedan eventualmente intentar imponer su dominio en la nación de África Occidental.
Los analistas de seguridad dicen que JNIM, que ha estado operando durante meses a 50 kilómetros (30 millas) de Bamako, actualmente no tiene la voluntad ni la capacidad militar para apoderarse de la ciudad de 4 millones de habitantes, que invadió brevemente el año pasado.
Aunque remota por ahora, la perspectiva de que el JNIM se apodere de la capital será preocupante para muchos malienses. Fuera de Bamako, el ZNIM anunció una prohibición de viajar y emitió un decreto que exige que todas las mujeres usen el hijab en el transporte público. Reuters


















