LONDRES – El intento del primer ministro británico, Keir Starmer, de poner fin a un fallido caso de espionaje chino mediante la publicación de declaraciones de testigos ha planteado más preguntas para el sistema legal y para un líder que lucha con bajos índices de popularidad.

El mes pasado, la Fiscalía de la Corona británica retiró inesperadamente los cargos contra dos británicos, el ex investigador parlamentario Christopher Cash y el académico Christopher Berry, acusados ​​de espiar para Beijing entre 2021 y 2023. Negaron haber dado información políticamente sensible al Estado chino.

El CPS dijo que el caso fue abandonado porque requería pruebas de que Gran Bretaña consideraba a China una amenaza a la seguridad nacional, pero el gobierno no las proporcionó después de meses de solicitudes.

La declaración no identificó inequívocamente a China como enemigo.

El gobierno de Starmer publicó tres declaraciones de testigos del asesor adjunto de seguridad nacional de Gran Bretaña a última hora del miércoles, tras las acusaciones de que los ministros podrían haber interferido en el caso para apaciguar a China.

Si bien los documentos recientemente publicados detallaban las actividades malignas de China, no decían inequívocamente que Gran Bretaña veía a China como una potencia hostil, una frase que Starmer dijo que era necesaria para que el sistema legal procediera con el caso y que no fue utilizada por el antiguo gobierno conservador en el poder en ese momento.

En su primera declaración, el 12 de diciembre de 2023, el asesor adjunto de seguridad nacional, Matthew Collins, dijo: “En mi opinión, las supuestas actividades de los sospechosos fueron perjudiciales para la seguridad o los intereses del Reino Unido y que la información y el material transmitido beneficiarían directa o indirectamente al Estado chino”.

En una segunda declaración, Collins añadió: “Es importante para mí subrayar, sin embargo, que el gobierno está comprometido a buscar una relación económica positiva con China”.

Buscando vínculos más estrechos en pos del crecimiento

El gobierno de Starmer está tratando de construir vínculos más estrechos con China en pos del crecimiento económico, empleando lo que llama el “enfoque de las tres CS”: competencia, cooperación y confrontación.

Después de la publicación de los documentos, un portavoz de la oposición conservadora dijo que había “muchas preguntas sin respuesta sobre el escándalo, desde el papel del Consejero de Seguridad Nacional hasta la posible implicación o conocimiento de los ministros”.

Starmer, cuya popularidad ha caído a un mínimo histórico desde que llegó al poder el año pasado, dijo que los ministros y su asesor de seguridad nacional no desempeñaron ningún papel en el caso, y que Collins, un funcionario del gobierno, proporcionó todas las pruebas que pudo.

Algunos analistas dicen que aún quedan dudas para CPS.

El comentarista jurídico Joshua Rosenberg escribió en la plataforma editorial Substack: “Es difícil ver cómo acusaciones específicas de espionaje no podrían representar una amenaza para la seguridad nacional. Los fiscales necesitan respuestas”. Reuters

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