He escrito varias veces a la Autoridad de Transporte Terrestre (LTA) sobre diversos temas. En los casos en los que he planteado preocupaciones sobre la seguridad de los peatones en los pasos de cebra, las respuestas que he recibido han sido casi idénticas: esos postes de baliza y señales de paso de peatones ya están ahí.
A veces, la LTA funciona; por ejemplo, trabaja con la Junta de Parques Nacionales para limpiar la vegetación que obstruye la visibilidad. Pero al mismo tiempo, a los residentes se les dice que si los conductores continúan comportándose de manera peligrosa, el asunto debe informarse a la policía de tránsito para que haga cumplir la ley.
Esta medida puede ser administrativamente correcta, pero hace que los residentes sientan que nadie es responsable de la seguridad de los peatones. Mejorar la visibilidad no es lo mismo que mejorar la seguridad y no puede sustituir al diseño vial aplicado por sí solo.
La retroalimentación pública debe evaluarse como inteligencia a nivel del suelo. Sin embargo, cuando las respuestas parecen moldeadas y, en última instancia, abdican de la responsabilidad, la confianza en el proceso de retroalimentación disminuye. Con el tiempo, las personas pueden dejar de plantear preocupaciones por completo, dejando los peligros sin abordar hasta que se produzcan accidentes.
Las agencias deben demostrar que la retroalimentación conduce a una evaluación significativa y a una resolución interinstitucional, no solo a un reconocimiento insulso.
Mohammad Noorhafiz Mohammad Noor


















