A Un artículo reciente del Business Times sobre agentes inmobiliarios que compran hasta el 20 por ciento de las unidades en algunos nuevos lanzamientos privados destaca una práctica que, si bien no está prohibida según las regulaciones actuales, plantea serias preocupaciones sobre conflictos de intereses y profesionalismo del mercado.

Los agentes inmobiliarios tienen la tarea de actuar como mediadores, asesorando a los clientes con imparcialidad e integridad. Cuando los propios agentes compran unidades en la etapa de prioridad de lanzamiento, asumen un doble papel: participantes del mercado y asesores profesionales.

Esta dualidad crea un evidente conflicto de intereses. Los agentes pueden verse incentivados a promover proyectos no sólo por sus méritos, sino también para respaldar su propia posición de inversión. El acceso prioritario les da una ventaja interna, excluye a los compradores genuinos de viviendas y socava el principio de igualdad de oportunidades.

Para ser justos, la compra de agentes distorsiona las señales del mercado. Las compras concentradas de agentes pueden crear escasez artificial entre los compradores, fomentar el miedo a perderse algo o Fomo y fomentar el comportamiento especulativo.

Los datos de septiembre de 2024 a octubre de 2025 muestran que las compras generales de agentes representaron solo el 4,2 por ciento de las viviendas privadas nuevas, y algunos proyectos muestran concentraciones mucho más altas, como Katong’s Emerald (20 por ciento) y Norwood Grand (10 por ciento). Estas cifras sugieren que en los lanzamientos “en caliente”, la participación de los agentes puede afectar materialmente la percepción de la demanda.

Estas prácticas socavan la confianza del público en la imparcialidad de los agentes y la integridad de la industria. La credibilidad profesional depende de la transparencia y de evitar comportamientos egoístas.

Actualmente, el acceso prioritario para los agentes es un acuerdo comercial privado entre promotores y agentes, no regulado por la Autoridad de Reurbanización Urbana o el Consejo de Agencias Inmobiliarias.

Si bien esto coloca a la práctica fuera del alcance de las prohibiciones legales, deja un vacío regulatorio donde las preocupaciones éticas siguen sin satisfacerse.

Para mantener la integridad del mercado, se pueden considerar varias medidas:

– Divulgación obligatoria de la proporción de unidades vendidas a los agentes en el momento del lanzamiento;
– límites a las compras para evitar una concentración excesiva de las compras internas; Y
– El Código de Conducta Profesional aclara las prácticas aceptables y refuerza las responsabilidades fiduciarias de los agentes.

Las compras de agentes en lanzamientos de propiedades pueden estar permitidas según las reglas actuales, pero son éticamente controvertidas. Sin mayor transparencia y protección, la práctica socava la confianza del público tanto en los desarrolladores como en los agentes. La industria debe trabajar de manera proactiva para mantener la equidad, el profesionalismo y la estabilidad a largo plazo en el mercado inmobiliario de Singapur.

Felipe Tan

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