En el reciente viaje familiar, nuestro auto fue banda sonora de una lista de reproducción de la canción Cabo Cazador de demonios. Incluso mi hijo menor, apenas dos años, puede aprender las canciones de sus hermanos mayores.

Me ha extendido una imagen más profunda. Como profesional de protección y protección, soy profundamente consciente de que el efecto rara vez es directo o visible.

Mis mayores recogieron estas canciones de sus compañeros de clase preescolar, quienes luego los compartieron con hermanos en casa. Ningún adulto lo ha alentado, y no hubo anuncios objetivo. La melodía común y la repetición impulsada por pares fueron suficientes para dar forma a los hábitos auditivos de toda mi familia, recordándome una lección original: las formas de efecto más poderosas se operan mudas, normalizadas a través de interacciones diarias.

En seguridad, sabemos que la repetición y la aceptación de los compañeros son contenido dañino, desde una tendencia insegura hasta ideales extremistas, los padres o académicos pueden ayudar a ser “normales” incluso antes de que se enteren. La amenaza ahora se extiende desde el patio de recreo hasta los espacios digitales: los alimentos con algoritmos y los materiales expuestos a la inteligencia artificial, los ciclos de impacto y los ciclos de repetición son más difíciles de mover y detectar a una velocidad más alta.

El desafío para los padres y académicos ha surgido personalmente para enseñar un buen comportamiento o estándares. Ahora necesitamos estar adornados con la alfabetización digital y las habilidades de pensamiento crítico en los niños: preguntar de dónde proviene un mensaje, por qué se repite y si se combina con sus valores.

Insto a mis padres a involucrarse en conversaciones abiertas sobre lo que ven o escuchan y modelan un escepticismo saludable.

Ver los mensajes o tendencias repetidas y discutir cómo repetir solo no hace algo verdadero. Ya sea en el aula, el grupo de chat o la lista de reproducción, los niños necesitan saber cómo identificar la presión del compañero. Proteger a los niños perfectamente no es práctico ni útil. La música y las historias pueden inspirar creatividad y pueden crear puentes si se consumen con pensamientos. Nuestra mejor defensa no es la alarma, sino la vigilancia y la orientación.

Al ser activos y conscientes digitalmente, podemos ayudar a la próxima generación de Singapur a fortalecerse y no solo absorber lo que trae la marea digital.

Adren

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