La profesora dice que cuando finalmente termina la prueba, el cuerpo y la mente del joven finalmente “respiran” y “se apagan”. “Es como decir: ahora puedo vivir, sentir lo que llevo todo el año postergando. Entonces ves, viene el cansancio, el vacío, la duda”, explica. Patricia también destaca que este periodo no debe verse como una debilidad personal del alumno, es un proceso normal de regulación emocional.


















