Dado el poder de la palabra “tierra rara” para poner de rodillas al liderazgo de la economía más grande del mundo, es tentador pensar que establecer una cadena de suministro para producir el mineral fuera de China es un desafío para llevar un hombre a la luna.
En realidad, esa es una enorme sobreestimación. El gasto gubernamental en blindar gran parte del suministro mundial de componentes necesarios para aviones militares y municiones, así como los imanes de alta resistencia utilizados en automóviles eléctricos y turbinas eólicas, es insignificante.