El catalán, que acabó séptimo en los 200 metros, empezó a competir hace seis meses. Ya en la UCI soñaba con París 2024, una realidad como la suya. Una verdadera estrella en ascenso.

Su historia es como una película. Por las dimensiones de sus logros y el tiempo que lleva alcanzarlos. Seis meses bastaron a Fiona Pinar (Ripoll, Girona, 2003) para llegar a los Juegos y conseguir el diploma en los 200m T64. Esta entrada accidental en el atletismo paralímpico habla alto y claro de su proyección. La catalana estaba esquiando en La Molina cuando se rompió la pierna y el peroné en una bajada. Pronto supo que las cosas estaban a punto de empeorar. “Perdí el control, quise parar y recuerdo que me dio frío en la cara”, cuenta a AS. Dolor y miedo mezclados a partes iguales. Temió perder el pie izquierdo y esos presagios se hicieron realidad. “No perdí el conocimiento, pero me sentí desorientado”, recordó Catalán.

Ese 29 de enero de 2022 le cambió la vida. Tuvo tres cirugías para intentar salvar su pie, pero la cuarta vez tuvieron que amputarlo por debajo de la rodilla. Mientras estaba sedada y monitoreada en la UCI del Hospital Truta, tuvo un sueño: “Los Juegos Paralímpicos”. Lloró y dejó a un lado su pena y dedicó toda su energía a seguir adelante. “Estoy entrenando. Sé que mi pierna no volverá a crecer. Empecé a buscar videos de los Juegos Paralímpicos con mi madre Edwina”, dice. Ahora le toca a ella descubrir en qué deporte encaja, ya que ha incursionado en la natación, la gimnasia, el tenis, el pádel, el judo, la zumba… y, por supuesto, el atletismo.

Dar un golpe de zoom

Se inició en el CrossFit, pero como no era un deporte paralímpico, por supuesto eligió el atletismo y voló. “El deporte es mi medicina, me dio la vida”, admite. Su debut el 4 de marzo en L’Hospitalet – donde batió el récord de España de los 100 metros en el campeonato catalán – dijo – medio año después ya había alcanzado el séptimo puesto en la final de los 200 metros T64.. Recibió su diploma del Stade de France. “¡Me sabe a oro! Es como si hubiera ganado lo más grande del mundo porque nadie me dio nada”, explica. Ahora tienes más motivos para soñar y querer más tiempo para ganar niveles más altos. Su aparente éxito no eclipsó su causa. Nunca olvidó aquel primer cumpleaños sin una pierna. Ni siquiera esos diez minutos de lágrimas.

En los últimos metros de la carrera de París, sabiendo lo lejos que había llegado, los recuperó sólo por pura emoción. “Los juegos fueron una locura. No me lo esperaba. Fue una experiencia inolvidable. Tengo mucho que aprender, pero voy con fuerzas para mejorar. Es más, no compraría menos de un oro en Los Ángeles.. Saldré a luchar duro”, admite. Su fe contrasta con el pasado de Fiona. “El accidente cambió mi vida. Antes de ser tan tímida, llevaba flequillo para ocultar mi cara y que nadie pudiera verme.. Al contrario de lo que mucha gente piensa, después de perder la pierna gané esperanza. No vi la luz, la encontré por accidente y me hizo brillar. Ahora estoy feliz”, reflexiona Catalán, que admite: “No estoy comprometido. no termino las cosas. “La vida me dio otra oportunidad.”

Es una persona creativa, como lo demostró mientras estudiaba publicidad y relaciones públicas. Le encanta pintar y, en cierto modo, es una artista en camino. Tan rápido como su carrera como jugador. ¿Notaste eso? auge. “Siento que tengo más visibilidad y mi vida es como una película”, se ríe el deportista, que tiene una obra de arte protésica. “Puedes ponerle cualquier recubrimiento que quieras, quería que se destacara porque nunca me he avergonzado de mi discapacidad. Diseñé un Verde Junto con mi madre guardaba dibujos de las personas más importantes de mi vida.“Fiona detalla lo que promete ser más que una simple estrella fugaz.

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