“¡Muchas gracias por ayudarme a conseguir esta medalla! “Tienes mucho que culpar”. “¡No pidas prestado! Me reuní contigo hace dos días para hablar sobre la prueba y te recuerdo que tienes razón como siempre. ¡El COE te debe mucho! Dos mensajes y el mismo destinatario, Pablo Del Río, psicólogo de la Comisión Médica del Comité Olímpico de París. La mente detrás de muchos éxitos del deporte nacional. Primero gracias a Fran Carrigos que consiguió el bronce en Judo; Segundo, Álvaro Martín, bronce en los 20km marcha y oro con María Pérez en maratón mixto. También aparece en los comentarios el boxeador espalda plateada Ayub Khattab, quien le devuelve el amor a Del Rio a través de emoticones. Y hay muchos más.
El día a día de Pablo en los Juegos era agotador. “Yo también estoy en modo recuperación”, dice entre risas en una conversación con AS, en el inicio de unas merecidas vacaciones. De entrenamiento en entrenamiento, de competición en competición, al mismo tiempo, estuvo conectado con los deportistas que aún estaban terminando su preparación en España. Como psicólogo de la delegación española en los Juegos, Del Río estuvo al servicio de los 383 deportistas nacionales que participaron en París. Finalmente, en el campo, trabajó diariamente con diez atletas de seis deportes diferentes (y dio consejos específicos a muchos más). En total, en su medallero personal, suma cuatro medallas, tres diplomas y sale Logros como el de Irene Sánchez-Escribano en los 3.000 obstáculos, cerca del récord de España. “Los deportistas que deciden incorporar el entrenamiento psicológico a su entrenamiento dan señales de mejorar su rendimiento”, defiende.
Con más de 30 años de experiencia en el sector, y tras resultados “extraordinarios”, Del Río prefiere hablar de “rendimiento”, no de “éxitos”, palabra que evita como “fracasos”. En su lugar, hable de “logros” y “no logros”. “El que hace lo imposible nunca fracasa. Entonces entran en juego muchas variables y circunstancias”, explica señalando uno de los pilares de su método. En París, como hacía siempre, Pablo, más allá de verlos en persona, envió audios a sus deportistas para que escucharan “como la carga física de los entrenadores, pero a nivel mental” en momentos puntuales. Allí “se recogió todo lo que se sembró”. “Ya vienen con las herramientas necesarias a nivel psicológico”, explica. Más allá de las técnicas convencionales de visualización y proyección de escenas, Del Río influyó fuertemente en el relativismo. “Hay que dramatizar el deporte. Cuando te preocupas demasiado por algo, se genera presión”, explica. Y lo practica desde el primer día.
Medallas con Del Río
Junto con Carrigos, Del Rio enfrentó desafíos incluso antes de llegar al lugar de la competencia, el Champ de Mars Arena. “El conductor del autobús se perdió y empezó a dar vueltas”, revela el siempre tranquilo psicólogo. Como Fran. “Recuerdo que varios atletas, un serbio y un egipcio, fueron atacados porque tenían razón. Salimos dos horas y media antes y nos concentramos en la primera pelea, que ya habíamos demostrado”, explica. Tras la derrota en semifinales llegó otro momento crucial. “Teníamos 20 minutos de sobra. Rápidamente me bajé del estrado y lo limpié de cualquier tipo de agente contaminante. Junto a su pareja, Ana (Pérez, también judoka)“Nos centramos en el aquí y ahora, que era una oportunidad de medalla”, revela. “Como nos quedaban unos minutos nos contamos algunos chistes”, concluye.
En el caso de Álvaro Martín, como señaló el propio marchante, su bronce individual y Oro en compuesto. “Nos reunimos al día siguiente de su primera medalla con la intención de seguir con espíritu competitivo. ‘¿Qué vamos a hacer? ¿Qué hacías cuatro días antes de ganar el bronce? Bueno, hagamos lo mismo”.Del Río destacó entre hits. “Ya teníamos un plan cuando ganó dos Mundiales consecutivos. Evitar las distracciones de la prensa y continuar la serie. (José Antonio) Carrillo…”, narró. Al lado de María Pérez, el tiempo entre postes se recuperó mucho. “Aunque no trabajé directamente con ella, les transmití a ambos la importancia del equipo. Qué pensar entre un testigo y el siguiente, cómo estar dentro, cómo reaccionar ante lo que le pudo haber pasado a la pareja”. su lugar…”, continúa.
En recintos siempre llenos y dedicados a sus ídolos locales, también fueron importantes las conversaciones entre Del Rio y Ayoub Ghatba antes de los cuartos de final en Marbella. Contra el francés Djamel-Tini Abuteau y en Roland Garros. “El público iba a ser un factor importante. Era una locura cuando competían los franceses”, recordó. “Mira, cuando el tipo te tira el brazo y está a 30 centímetros de tu cara, gritan como si te hubieran derribado. Tú eres quien sabe lo que pasa en el ring. No es la gente en las gradas, ¿verdad? Aquí no te harán nada. No te van a presionar. Ni siquiera te golpearán. Nada. Que griten lo que quieran. Sabemos lo que va a pasar, sólo hay que ponerle un filtro”, le dijo para visualizar la escena. Como ha sucedido con muchos otros, le pidieron que terminara de subir al escenario.