El Rayo Vallecano, que lleva en su nombre la humedad ambiental, se permite en ocasiones extravagancias, Como toda familia modesta que de repente se echa la manta sobre la cabeza y tira la casa por la ventana para que un día puedan vivir felices para siempre. Así vimos desfilar por Vallegas a grandes jugadores internacionales, refuerzos para la taquilla y la cancha. Me refiero a Bolster, Morena, Cunningham, Hugo Sánchez, Falcao que marcó aquí su gol número 500. Y, si me presionan, Hugo Maradona es periodista por mal efecto de su hermano. Ahora Martín Brezza amplía esa lista con el colombiano James. 33 años.

Hemos echado mucho de menos a James desde que se fue del Madrid. Llegó procedente de Mónaco tras participar en el Mundial de Brasil 2014. Tenía entonces 23 años y era un gran jugador, centrocampista o delantero con mucho futuro. Destacó en el Madrid, pero fue un poco lento bajo la inmensa presión en casa y fue cedido al Bayern, donde no tuvo un buen desempeño. Tras un breve e ineficaz regreso a Madrid, pasó por etapas fallidas en Everton, Al Ryan, Olympiakos y Sao Paulo. Pero en la selección colombiana luce como en sus mejores días. Eso animó al Rayo a contratarle.

Fue el hombre del partido en la Copa América de este verano y jugó en el siguiente partido de clasificación para el Mundial con una asistencia y un gol de penalti en la victoria sobre Argentina. Ha estado jugando como Messi en Qatar: cómodo, querido y respetado, liderando al equipo con un poco de movimiento pero con una cabeza inteligente y una zurda certera. Sin duda todos corren como locos en el RayoEs más una firma de líder que de entrenador, y necesita convencer al resto del equipo de que vale la pena correr aún más duro para aprovechar el juego tranquilo de James.

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